13 de julio de 2010

Futbol, El opio del pueblo


Nunca he sido futbolera, la verdad. Es más, debo reconocer que estos últimos partidos del mundial deben ser los primeros a los que les he prestado algo de atención desde mi más corta infancia. Sin embargo, era algo épico y de lo más divertido.

Han sido días de juerga, de risas, de estar con los amigos. Por supuesto ha habido sexo y también besos al estilo Iker y Sara. Porque como decían ayer en la tele: Todas somos Sara… y no precisamente porque también nos guste el futbol.

Lo que me ha llamado la atención es que no se trata del deporte en sí, sino de la fiesta que se monta alrededor. Que se lo digan sino a cualquier persona que pusiera la televisión ayer a cualquier hora del día. Es decir, prácticamente toda España. Pero no solo eso ¿Visteis el Empire State? ¿La fiesta que se montó en Londres? Incluso en Amsterdam…

Había euforia. Esa es la palabra.

¿Alguien se acordaba de trabajar? ¿O de que mañana es el debate de la nación? ¿O de la crisis?...

No, todo el mundo pensaba en lo mismo: Somos campeones del Mundo.