24 de marzo de 2007

Mi fresa y yo.

... Para facilitarme el trabajo y dando rienda suelta ami gran espíritu consumista me adentré en mi sex shop femenino favorito.


Allí estaba ella, mi fresa, una gran esponja en forma de fresa, sumergible y con pilas incorporadas que la hacían vibrar. La cara de la señora de la caja invitaba a probar, olvida el stress, relajate, diviertete... ¿Por qué no? Había tenido un día de trabajo horrible y era lo que me pedía el cuerpo.


No contenta con eso, o no segura de que fuese a funcionar, compré también aceites de todo tipo: excitante, relajante... ; hierbas, incienso... y por si aquello no servía algunos productos de belleza, como mascarillas, exfoliantes... para darle un sentido al baño cleopatrico que estaba en puertas.

Mis compañeros de piso no salían de su asombro cuando me escucharon comentar que no debían molestarme mientras, entre risas, les enseñaba mi arsenal. Más tarde, en el baño y a luz de las velas les escuché comentar desde el patio de abajo, envidiosos, que debía estar en la gloria.

Fue un día especial, mis instrumentos hicieron su efecto. La fresa resultó ser un artilugio mucho más "excitante" de lo que imaginaba.
Comencé colocándola sobre mi pecho, la encendí y me sumergí en el agua cerrando los ojos, esperando. A medida que el agua la empapaba notaba más peso sobre mi pecho y las vibraciones que provocaba eran cada vez más placenteras. La conduje con las manos hasta mi sexo y la así con mis muslos. Llegué así al primer orgasmo de la velada. Hubo muchos más.

Probé distintas posturas descubrí el placer del agua entre mis muslos, como se introducía por mi vagina llegando a los lugares más recónditos y disfruté.

Probablemente me introduzca en breve en la bañera. Con el tiempo he ido necesitando menos ayudantes en mi ritual pero siempre se agradecen.

También he conocido otros...



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy gratificante , el encontrar a una mujer totalmente abierta a la sexualidad, si temor y sin pudores heredados de una educación pacata.-

Te felicito por ser una mujer que se da la oportunidad de vivir con plenit

Isthar dijo...

Muchas gracias exploraciones ;)

la doctora yvonne dijo...

De a poco me he acostumbrado a disfrutar de mi vibrador. Es precioso, de un tamaño pequeño, suave, redondito. Y tiene un regulador de vibraciones.

Actualmente integra mi lista de momentos felices. Estos son:

-meterme en la cama con un buen libro

-hacer soupe a l´oignon

-En la tardecita, tirarme en la cama con el vibrador. Y quizás en la tele haya algo que me inspire...

Mon dijo...

Interesante...

Anónimo dijo...

Ummmm... Con lo que me gustan a mi las fresas... Y luego siempre puedo pedir a quien yo se que me traiga la nata....

Besos desde el agua

Karla dijo...

Habrá que probar...