Armas de mujer

Durante una de las mejores épocas de mi vida una buena amiga que llevaba tiempo sin verme me dijo: “Que guapa estás, ¿Te has cambiado el pelo? ¿Has adelgazado?... ¿Qué has hecho?” Sin embargo no veía nada distinto en mí.
“Soy feliz” le contesté.
Mi amiga sonrío escéptica y creo que aún hoy duda de aquella respuesta.
Este fin de año repitió el comentario.
“Soy feliz, querida, y eso se desprende, llama la atención”
¿En qué se nota? Pues en la mirada tranquila, en la sensación de sosiego que sientes y transmites, en una amplia y sincera sonrisa, en un andar firme y seguro de uno mismo, en dar sin esperar recibir, en no dudar, en atreverte…

Claramente la belleza importa a primera vista pero… ¿Qué es la belleza? Lo que a ti te parece horrible a mi me puede parecer precioso, lo que a ti te encanta quizás a mi me aburra soberanamente. Todo depende del color con que se mire ¿No dicen eso?
Bueno, pues mirémonos de color de rosa, querámonos, busquemos la felicidad, encantémonos, eroticémonos… y lo transmitiremos.

Circulan por la red una amplia gama de consejos para seducir a un hombre pero, según mi experiencia, nada como una mirada insinuante, una amplia sonrisa y una conversación divertida (con tono algo picarón).

Pero… no todo está en conseguir que se acerque ¿no?, ¡Queremos que mantenga el interés!
Según Antonio Bolinches, autor de “El Arte de Enamorar”, no existe hombre inteligente (a mí no me interesan otros, jejjeje) que no quede totalmente prendado ante una mujer que:
- Sea permisiva
- Sepa escuchar (y mantener una conversación interesante, diría yo)
- Detecte sus valores con rapidez
- Admita más críticas de las que emite
- Se haya modelado a sí misma.
Voy a añadir otra característica: que sea abierta en el sexo, que le guste, que disfrute, que se deje de complejos en esos momentos, que innove.