

Desnuda frente al
ordenador y embadurnada en
polvos de miel, saboreo los resquicios que quedan sobre mis dedos. El
vibrador , estrategicamente situado entre mis piernas, indica a mi mano donde posarse. En los labios, en el pecho, entre mis muslos…
Mi mente, mientras tanto,
vuela, vuela a lugares lejanos, ¿irreales?… invocando a un aquel que consiga aplacar tanto deseo.
1 comentario:
No es mala manera de acabar un dia. Juro que no.
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